jueves, 9 de septiembre de 2010

...buena cara.

La procesión va por dentro. Siempre. En el colegio te enseñan que los seres vivos no pueden vivir sin corazón. Yo discrepo. El mío hace tiempo que está hecho añicos y aquí estoy. Nunca fui muy fan de los rompecabezas, así que tengo una idea de lo que puede durar así. ¿Lo peor de todo? Que cuando consiga terminar de recomponerlo, pasado un tiempo, volverá a estar en mil pedazos. Porque lo que no te enseñan en el colegio es que el hombre, sin ninguna duda, es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Y tres. Y cuatro. Y cinco. Y...

lunes, 23 de agosto de 2010

Postal Service

No sabe cómo pero le dio por mirar el buzón. Hacía varias semanas ya que su padre le había dicho que recogiera ella el correo porque él iba del garaje directamente a casa, sin pasar por el portal. Se asomó y vio que había cartas. Introdujo la pequeña llave por la ranura y abrió la puertecilla. Allí estaba. Entre dos cartas del banco y publicidad del chino de la esquina. Se había acordado. Y ella que lo había culpado de ser como los demás se dio cuenta de que seguía siendo él. Y sonrió con ternura sabiendo que hay cosas que no cambian y que su amistad era una de ellas.

sábado, 20 de marzo de 2010

[sonrisa]

Para mí la primavera llegó hoy.
A pesar de la lluvia.
A pesar de no ver el sol.
A pesar de seguir siendo invierno.

domingo, 17 de enero de 2010

Pensamiento nocturno nº 2

Te echo tanto de menos que mis días pasan sin más.
No sale el sol.
No llueve.
No hace viento.
A veces pienso
que soy como la bella durmiente
que despertaré con un beso tuyo.
Quizás si cierro los ojos y lo deseo mucho mucho
consiga que pase.



Dos meses
me siguen pareciendo una eternidad.

domingo, 3 de enero de 2010

Cuando te vas.

Cuando te vas, y vuelvo a casa, tu olor me da la bienvenida. Me entra, principalmente, por las fosas nasales, pero también por los ojos y la boca. Es como si te volvieras el hombre invisible, y estuvieras ahí, en cualquier parte, y yo no te pudiera ver.

Cuando te vas, hay silencio. Entonces oigo las manecillas del reloj en un baño, y los rayos gamma en otro. No oigo tu voz, ni tu respiración, ni tus ronquidos. El ventilador del ordenador es mi única compañía y, de vez en cuando, hasta la casa se queja de tu ausencia.

Cuando te vas, solo estoy yo, esperando que vuelvas. Y que dejes tu olor en cada rincón, para que la casa no se queje. Y hagas callar todo lo demás que no seamos Nosotros.